En semana santa, Mikel y yo estuvimos en Francia, parte de las recetas son probadas en diferentes restaurantes y los ingredientes los compramos allí mismo. A la vuelta que menos que honrar a los cinecocineros con una cena un poco especial…
Empezamos la noche con algo muy fresquito, unas cervezas Fischer y un vino Blanco de la variedad Riesling, ambos tenían un denominador común, y era su origen: la zona de Alsacia. Esta zona es muy desconocida, de hecho hay mucha gente que la confunde con Alemania, y la verdad que es un poco conflictiva: una de las orillas del río Rhin es Francia y otra Alemania. Esta zona (según la wiki) tiene tradiciones de ambos países, durante muchos años han alternado los dos idiomas como oficiales, llegando a hablar un alemán con acento fránces y por lo tanto un francés un poco diferente al del resto del país. La gastronomía también se nutre de ambas partes, y nosotros (aunque las vacaciones las pasamos en el Loira) nos decidimos a emprender un viaje «intuitivo» a esta región
De aperitivo unas patatas, boniatos, remolacha y zanahoria secos. Este aperitivo es de los más normal en Francia, pudiéndose comprar en todos los supermercados. Mola probar estos ingredientes de otra forma. Nosotros aquí nos quedamos en las Lays artesancis, c’est la vie, los franceses nos dan mil vueltas, no me canso de decirlo…
Otro entrante fueron dos quesos, uno brie muy suave y uno de cabra especial de la zona de Touraine. Este último llamado Sainte-Maure de Touraine se reconoce fácilmente por dos cosas….una paja que lo atraviesa de parte a parte, grabada con el número del productor (tiene sólo un interés histórico; en el pasado, se insertaba para mantener unida la frágil pasta) y las cenizas que lo recubren (antiguamente era una forma de conservación) que dan al moho un color gris azulado.
De «primer» segundo una terrina alsaciana, de carne de cerdo y pollo (lo tradicional es hacerla mezclando carne picada con mollejas), pistachos, cognac, hinojo crudo (esto también fue obra mía) y huevo. Se hace al horno y la serví atemperada, ni muy fría ni muy caliente, y como se me olvidó hechar la mostaza a la antigua a la receta, la puse en un cuenco, junto con una salsa de alioli y otra de mostaza con miel.
El «segundo» segundo, fue aún más rico, codillo con chucrut al vino riesling. De aquí tengo poco mérito, como me dijeron los asistentes, los ingredientes estuvieron bien elegidos 😀 El codillo es comprado y previamente cocido en salmuera. Yo lo tuve una media hora en el horno, dejando tras de si una bandeja llena de grasaza. El chucrut es uno que me encanta de lata, comprado en francia que es muy suavito. Lo metí a parte en el horno con unas nueces de mantequilla y vaya que si da el pego!! En el último momento saqué ambas bandejas y fui deshuesando los codillos encima del chucrut y voilá!! Un platazo riquísimo y súper jugoso!!
De postre fresas maceradas con azúcar, vinagre de arroz y un chorrazo de cointreau. Algo ligero no viene mal de vez en cuando 🙂
Como «película» estuve buscando varias en internet Francesas, pero al final me dio un puntazo de los míos y busqué (puede ser) una de las cosas más rebuscadas y frikis que se han puesto en la historia de los Martes!! La sincronización del álbum de Pink Floid «The dark side of the moon» junto con la película de «El mago the oz». Esto realmente proviene de una leyenda urbana, los del grupo dicen que es una coincidencia, los fans que hay más de cien momentos de sincronización, los enemigos de esta teoría que es una absoluta chorrada y los expertos dicen que se trata de un fenómeno de apofenia!! Ahí lo dejo, para que os informéis, de todas formas, un discazo de Pink Floyd y una poesía la cara de los asistentes. Me encantó la experiencia para que os voy a engañar!!
Martes de película 